El Trabajo y el impacto de las palabras
En estos días, cerca del día internacional del Trabajo o del Trabajador, quisiera compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la importancia de las palabras que usamos, y sobre la presuposición básica de la PNL: El mapa no es el Territorio, frase de científico y filósofo Alfred Korzybski. Es decir, el punto de vista acerca de cómo la abstracción derivada de un objeto, o una reacción hacia él, no es la cosa en sí misma. Korzybski sostuvo que muchas personas confunden mapas con territorios, esto es, confunden modelos de la realidad con la realidad misma.
Hay personas que perciben la palabra “trabajo” con una connotación muy negativa. Para ellos trabajo es sinónimo de esfuerzo, de sacrificio, de tener que hacer algo que uno debe hacer, pero no lo desea. En la fantasía de la posibilidad de la dolce vita, el ocio permanente, trabajar es un castigo. Por supuesto, hay diferentes tipos de trabajo. Está el trabajo esclavo que es un tema aparte. También hay trabajos mal remunerados, esos en los cual los trabajadores no encuentran propósito salvo llevar un poco de dinero a casa a fin de semana o mes. Entonces el trabajo se transforma en yugo, en “traba”, en fastidio.
Por otra parte, algunos pensadores han introducido la idea de que el trabajo dignifica. Y acá el significado del término y su connotación es completamente diferente a lo expuesto anteriormente. Tiene que ver con el sentido de autoeficacia, autoestima y autosuficiencia que el ganar su propio dinero le otorga a una persona que dependía económicamente de otra, o que venía de un entorno en el cual solo un empleo o un emprendimiento le empieza a dar sentido y orientación a su vida.
Precisamente, en el Preámbulo de La Declaración Universal de Derechos Humanos Declaración Universal de Derechos Humanos adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 217 A (III), París, Francia, 10 de diciembre de 1948 se habla de la «dignidad intrínseca (…) de todos los miembros de la familia humana», y luego afirma en su artículo 1º que «todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos».
Comparto uno de sus artículos:
Artículo 23
- Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
- Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
- Toda persona que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social.
El tener “trabajo” permite a las personas aumentar su percepción de dignidad. Por supuesto, siempre hablamos de una labor con remuneración justa y reconocida. Tener trabajo potencia la sensación de pertenencia a un grupo humano, y da orientación y sentido a muchas personas. Obviamente las personas somos dignas con o sin trabajo, estoy hablando de la percepción de valor propio que expresa un número importante de personas y la posibilidad de contar con su propio dinero para vivir. A veces es solo nivel subsistencia, y otras veces la posibilidad de disfrutar la compra de eso que desea adquirir. En momentos de desempleo no elegido, aumenta la sensación de inseguridad, aislamiento, enojo, frustración, depresión, ansiedad y en algunos casos, alejamiento del resto de las personas.
Para muchas personas el trabajo tiene un gran efecto terapéutico, y esto se relaciona con la autopercepción que tienen de sí misma. Me refiero a personas con o sin discapacidades. Tener una rutina de actividades, ser parte de un equipo, ser tomado en cuenta y saber que cuentan con nosotros es muy importante para la salud mental. Las personas en estado de desocupación que dependen de otras personas o de instituciones públicas, suelen sentirse alienados y fuera del sistema social.
Para muchas personas el trabajo ocupa la mayor cantidad de su tiempo, por eso es necesario preguntarnos acerca de cómo estamos representando este concepto internamente. Personalmente, encuentro la palabra trabajo muy bella, porque la relaciono con la posibilidad de expresar lo mejor de mí a través de él. No siento peso, ni fastidio, ni molestia por el hecho de “tener que trabajar”. Todo lo contrario: siento que siempre estoy eligiendo. Algunos dicen que cuando amás lo que hacés, el trabajo ya no es trabajo. Yo no estoy de acuerdo con eso. El trabajo es siempre trabajo, aunque lo ames. Los tiempos en los cuales nos equilibramos es en los momentos de ocio, descanso y recreación, tan necesarios como el tiempo dedicado a ganar dinero.
Sin embargo, hay personas que han elegido utilizar otras palabras, porque por diferentes motivos el término “trabajo” ha adquirido para ellos una connotación negativa. Es un término que se les ha anclado al displacer, al maltrato, al esfuerzo y al sacrificio. También lo asocian a no tener tiempo de hacer lo que les gustaría hacer, o no descansar lo suficiente. Tal vez también a perder el tiempo en algo que no tiene sentido para sus vidas.
Entonces buscan otros términos, como por ejemplo labor, actividad, “laburo”, incluso tengo amigos que lo llaman juego. Una vez escuché a alguien decir: “Yo no trabajo. Hago cosas todo el tiempo”. No importa como lo llamemos, qué termino usemos, cuando decimos trabajo nos referimos a cualquier actividad que nos da dinero. Puede ser un empleo o un emprendimiento.
Preguntas para que reflexiones durante estos días:
¿Cómo representás el término o concepto trabajo? ¿Se te aparece alguna imagen? ¿Te decís algo? ¿Cómo suena la palabra para vos? ¿Hay alguna sensación en tu cuerpo cuando pensás en él? ¿Cómo es esa sensación? ¿Tiene alguna forma, color, peso, olor, textura? ¿Te resulta agradable o desagradable?
¿Elegís usar la palabra trabajo o la cambiarías por otra? ¿El cambio en la palabra te modifica la sensación? Si elegís llamarlo de otra forma que más te guste, ¿eso modifica tu percepción?
¿Qué información te está dando el notar cómo es el concepto “trabajo” para vos? ¿Qué dejarías igual, qué modificarías? ¿Qué estás descubriendo que te motiva o desmotiva?
Tomate un rato para ir hacia adentro y sentir qué te sucede cuando pensás en esto.
También es importante que nos preguntemos cuáles son las condiciones laborales que harían una actividad remunerada satisfactoria. ¿Es la remuneración, el tiempo invertido, el entorno social, las condiciones laborales, las responsabilidades, el desarrollo profesional, los valores que la empresa representa (en caso de ser un empleo)?
El darnos cuenta dónde estamos y qué nos pasa internamente es un excelente primer paso para preguntarnos si esto que estamos viviendo es lo que deseamos, o es necesario cambiar la representación, o actuar para cambiar de actividad en el caso de que sintamos que no estamos donde nuestro propósito de vida nos invita.
Si decidieras cambiar de rumbo: ¿Qué te gustaría hacer? ¿Qué necesitarías aprender, hacer o pensar para animarte a buscar otra cosa? Percibite haciendo eso que tenés muchas ganas de hacer, ¿cómo se siente en el cuerpo? ¿Hay algo que te digas? ¿Algo diferente que oigas, que veas, que percibas?
En el mes del trabajo y del trabajador, te invito a la incómoda tarea de darte cuenta si estás por el camino que tu alma te pide, o es hora de empezar a dar los pasos necesarios para crear eso que te encantaría estar viviendo.
Sea cual sea tu respuesta, te deseo un feliz día del Trabajador/a.
Laura Szmuch
Máster Trainer y Coach en PNL. Magíster en Psicología cognitiva y
aprendizaje. Docente y coordinadora de Modelados Neurolingüísticos,
Coaching de la Inspiración y Trainer en PNL.