Estamos a tiempo

¿Me podes explicar cómo es que no hice esto antes? ¿Cómo no me di cuenta? ¿A esta edad voy a empezar? Si yo hubiera sabido esto… Si hubiera aprendido de chica… Si nos hubiéramos conocido de más jóvenes…
¿Quién no se encontró diciendo esto alguna vez? Durante las últimas semanas he escuchado muchos de estos comentarios, lo cual derivó en hermosas conversaciones acerca de cuál es el tiempo o momento ideal para hacer las cosas.

Lo que yo creo es que el momento para hacer las cosas es cuando las hacemos. Ni antes, ni después.
Si nos lamentamos de no haber tenido una vocación definida cuando éramos adolescentes , y la encontramos después de los treinta o cuarenta años, posiblemente no estábamos maduras ni listas ni interesadas una o dos décadas atrás. Habremos tenido otras ocupaciones, otros intereses. Si lo descubrimos ahora, ¡pues bienvenido el descubrimiento!

Si nos reencontramos con alguien a quien no nos animamos a amar en algún momento, y podemos hacerlo ahora, el tiempo perdido no existe. Seguramente otras experiencias nos habrán dado conocimiento y oportunidades de crecimiento para poder disfrutar ahora de la compañía de esta persona.

Si ahora aprendemos maneras más positivas para relacionarnos con la gente, y nos damos cuenta de que nos equivocamos muchas veces antes, es hermoso agradecer la posibilidad de poder cambiar ahora, tengamos la edad que tengamos. Yo he visto cambios de actitud tan maravillosos en tanta gente, que no podría hablar de todos en una nota.

Si descubrimos que estamos listas para un cambio, no nos arrepintamos por no haberlo hecho antes. Está bueno que nos sumerjamos en nuestra nueva vida, profesión, posibilidades. Ya que ahora estamos lista, ahora es nuestro momento, nuestro único momento de PODER: ¡el presente!

Siempre podemos comenzar con lo que deseamos…
Todos nosotros somos responsables de qué hacemos con lo que nos sucede. Si no podemos dar pasos hacia lo que deseamos solos, siempre hay un pariente, un amigo, un colega, un mentor, un coach, un profesor, un libro, un artículo, que puede acompañarnos. A veces una conversación cortita, algo que nos muestre cosas que no estábamos viendo o tomando en cuenta, son el empujoncito amoroso necesario para ponernos en marcha. Si lo deseamos, y no lo hicimos hasta ahora, me seduce la idea de respetar nuestros propios tiempos, nuestras decisiones pasadas, y, si lo queremos con todo el alma, si vale la pena hacerlo, es fabuloso comenzar ahora, ya mismo. Nunca es tarde. Siempre estamos a tiempo.

Laura Szmuch©