Joven y flaca

Por Laura Szmuch

Nuestra cultura pareciera haber incorporado como verdad absoluta que ser joven y delgado es sinónimo de bueno. Si parecemos jóvenes, aunque tengamos edad avanzada, tenemos el cielo ganado.

“La juventud está en la mente, no en los años que uno tiene. Hay jóvenes de 70 años, y viejos de 20”, dicen algunos.

¿A qué se refieren cuando dicen “juventud”? 

No hablan realmente acerca de ser joven, sino a la vitalidad, flexibilidad, amplitud de mente.

Ser sano, activo y optimista no tiene nada que ver con la juventud, sino con una manera de vivir la vida. El verdadero significado de joven es que tiene pocos años de vida. Si bien la palabra puede ser asociada con otras ideas, juventud es un período en la vida, no una cualidad.  Nos han vendido la idea de que debemos honrar la juventud eterna, y de esa forma nos invitan a desvalorizar todas las cualidades que vienen con la experiencia de una vida vivida con conciencia. Así compramos todo tipo de productos para parecer lo que no somos, para simular que nuestro cuerpo no es como es, devaluando la maravilla de todo lo que sí es. La madurez es una cualidad que no tiene tanta prensa, y generalmente, aunque con excepciones,  aparece cuando ya no se es joven.

Lo mismo que ocurre con la juventud, ocurre con ser delgado.

 

-¡Ana  que flaca que estás! –

-¡Gracias! –

No le dijo bella, no le dijo que se veía saludable, le dijo flaca, y ella lo tomó como un elogio.

Flaca y joven. Joven y flaca. Una cosa es adelgazar por un tema de salud, otra cosa es hacer culto a la delgadez extrema. Una cosa es humectar la piel y cuidarla, otra cosa es auto flagelarse con productos que lastiman y arruinan el cuerpo o la cara, para borrar alguna arruga.

Las arrugas deberían ser reivindicadas. Son la prueba de que vivimos, de que sonreímos, nos hemos expresado, pensado, enojado, disfrutado del sol y del viento. El cuerpo vivido está para ser honrado, ya que la existencia  transcurrida va dejando señales, aprendizajes, y nos hace especiales y únicos. La edad debe ser respetada. Es preferible que nos digan: “Qué bien que estás”, “Qué radiante se te ve”,  y no  “Qué joven y flaca estás”. Es mucho mejor que te alaben por tus ideas y sensatez que por una piel estirada artificialmente o un rostro que no supo sonreír. Las arrugas demuestran que vivimos. Ni más ni menos.

Una persona madura puede estar por encima de los mandatos sociales de juventud eterna y la tiranía de cierto tipo de moda que ignora la verdadera belleza de las personas, tengan la edad que tengan.

 

Para reflexionar:

¿Cómo te sentís acerca de tu cuerpo?

¿Lo cuidas y lo nutrís, o solamente lo criticas cuando está frente al espejo?

¿Qué cosa buena y estimulante has hecho por vos misma hoy?

¿Te peleas con los cambios naturales por el paso del tiempo, o los aceptas?

¿De qué forma te preparas para ser una adulta sana y vital aún cuando tengas edad avanzada?

 

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