La transición entre un despido y una nueva oportunidad

Por Laura Szmuch

En estos días en los cuales tanta gente se está quedando sin trabajo, y muchas familias están entrando en situación de riesgo, es importante que, además de los reclamos sociales que se consideren necesarios, y cualquier acción legal que sea pertinente, las personas tengan apoyo emocional para mantenerse fuertes. También es imperioso que tanto en forma individual como en grupos, se puedan desarrollar proyectos innovadores en forma creativa que todos puedan dignamente llevar el sustento a sus familias.

Las heridas que causan los despidos masivos no se curan solamente con palabras bonitas y frases de motivación. Quienes están siendo afectados tan dramáticamente por las reestructuraciones en las empresas, por el modo en el cual ciertos despidos se están realizando, o por el estado de la economía necesitan mucho apoyo, comprensión y contención. Cuando esto les pasa a algunos, en realidad, toda la sociedad está afectada. El psiquiatra rabino Abraham J. Twerski dice, refiriéndose a quienes pierden sus puestos de trabajo: “La depresión que resulta de golpes tan devastadores no puede ser aliviada solo con Prozac, por lo menos no a largo plazo”. Sin embargo, el acompañarlos para hacerles saber que esto es un tema de todos, alivia en parte la sensación de desasosiego de quien de la noche a la mañana pierde la fuente de sus ingresos.

Cuando una persona pierde su trabajo, y todo lo que eso trae aparejado, empieza a cuestionar su propio valor, ante el dolor de que quienes lo han despedido lo considera prescindible. Aunque su mente sepa que la noción de sí mismo no debería depender de tener un trabajo o no, su tono muscular dice lo contrario. La sensación de indefensión social se ve claramente en su postura corporal, y puede tener repercusiones en su salud. La identificación con el espacio laboral, sobre todo si se ha estado allí durante un tiempo considerable, hace que de pronto la persona quede sin el escenario que de alguna manera le dio cierta percepción de seguridad. Ante la pérdida de un trabajo, hay diferentes tipos de reacciones, dependiendo de varios factores: edad, personas a cargo, ocupación, dinero disponible para vivir hasta poder comenzar otra cosa, red de contención, y experiencias previas relacionadas con las pérdidas y la forma en la cual fueron procesadas. Cada persona reacciona de modos diferentes, de acuerdo a cómo perciba sus posibilidades, entre otras cosas.

Ante una persona que pierde un trabajo, es necesario que quienes están cerca lo apoyen recordándole que tiene una cantidad enorme de recursos internos, y que es necesario que comience a activarlos. En tiempos difíciles las familias o los grupos de pertenencia son necesarios para sostener, dar afecto y mostrar apreciación.  Si la persona se mantiene fuerte, tendrá más posibilidades para generar proyectos que le garanticen una salida laboral digna para seguir adelante.

Ante el hecho de quedarse sin fuente de ingresos, es indispensable empezar a generarlos hasta que otra posibilidad aparezca. No se trata de quedarse esperando hasta que surja el trabajo ideal, sino seguir activo hasta poder reinsertarse en un mercado que se está achicando. Es decir, la propuesta es mantener o inducir un estado de ánimo generativo, y no quedarse sentado cruzado de brazos rumiando el dolor que el despido causó.  Es decir,  es imprescindible no alimentar la impotencia y la tristeza, y sí nutrir la confianza y la dignidad. Ante lo que sucedió, es importante generar una respuesta vital para salir adelante.

Algunas preguntas para acompañarlo en este momento:

Sin pretender sonar simplista a partir de una situación grave, lo invito a pensar qué oportunidades pueden abrirse a partir de ese despido.

¿Qué cosas puede comenzar a generar? ¿Con quién puede asociarse? ¿Quién puede ayudarlo?

¿Qué nuevos modos de pensar pueden contribuir a que usted pueda generar un proyecto propio, por ejemplo?

¿Qué necesita para hacerlo? ¿Con qué recursos cuenta?

¿Qué habilidades y características personales lo habilitan a solicitar otro empleo? ¿Cuáles son sus cualidades?

¿Hay algo que necesita aprender?

¿Hay algo que siempre supo y nunca aplicó?

Mientras no tiene trabajo, aproveche el tiempo para aprender cosas: siempre hay cursos, lecturas, páginas web que pueden ayudarlo a desarrollar o activar esos recursos internos que hasta ahora han estado inactivos. La actitud que mantenga en este momento es clave para la proyección laboral.

El acompañamiento de un coach en este momento es ideal, por eso en momentos como este sería interesante que se pudieran formar grupos de coaching solidario, para acompañar a quienes están en la transición entre un despido y una nueva oportunidad, ya sea otro puesto de trabajo, o la creación de un proyecto propio. También son momentos para desarrollar movimientos solidarios hacia quienes están sufriendo la crisis más que otros.

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