Manual de instrucciones para quejosos compulsivos
Por Laura Szmuch
Quejumbroso todo el día para sentirse bien
Una de las primeras señales que nos avisan que no estamos viviendo como nos gustaría es quejarnos todo el tiempo. Nos quejamos cuando las cosas no son como creemos que tienen que ser.
Todo debería ser un poco más o un poco menos de lo que es. Los demás tendrían que cambiar. En otros países, todo es mejor. Nos quejamos cuando llueve, y también cuando sale el sol.
Para la gran mayoría, la queja se ha transformado en modo de vida, en un verdadero deporte. Cuando esto sucede, no deseamos hacer absolutamente nada para dejar de tener motivos para quejarnos.
Cuando nos quejamos favorecemos un estado de ánimo poco generativo y es probable que interpretemos lo que nos pasa de forma negativa. La queja nos lentifica, porque mientras nos quejamos no resolvemos.
Cuando nos quejamos para desahogarnos, para soltar la frustración ante las situaciones que no nos agradan, no nos damos cuenta de que la queja pretende desligarnos de nuestra responsabilidad de tener que hacer algo con eso que sucede.
Decálogo
Como cultivar la queja para que florezca
Herramientas para quejarnos cada vez mejor.
- Si usted desea ser un muy buen quejoso, es necesario que aprenda a detectar todo lo que está mal: no solo algunas cosas, sino todas. Es importante recordar que el objetivo no es corregir lo que no le gusta, sino describirlo, contárselo a otros, y repetirlo tantas veces como sea necesario hasta conseguir adeptos que repliquen su queja.
- Recuerde que es esencial generar impacto. Es decir, si el motivo de la queja no es lo suficientemente convincente para causar fastidio en el receptor, exagere.
- Acompañe la queja con gestos con la boca. Un buen quejoso aprieta los labios y los lleva levemente hacia la derecha o a la izquierda. Frunza las cejas y apriete la mandíbula. Para dar más énfasis todavía, mueva las manos. El gesto del montoncito, es decir, todos los dedos juntos apuntando hacia arriba es ideal para que se entienda bien que usted se está quejando.
- Ponga el cuerpo en la postura apropiada: los hombros caídos, y la columna arqueada hacia adelante. No descuide el tono de voz: debe ser monótono, y, si fuera posible, con quejidos y suspiros. Arrastre los pies al caminar.
- Ni se le ocurra intentar hacer algo para solucionar algún problema. No se quede sin motivos para poder quejarse dentro de un rato.
- Repita la queja tantas veces como sea necesario. Para quejarse bien es imprescindible sentirse molesto, frustrado y hasta muy enojado.
- No olvide que una buena queja va acompañada por insultos. Si es posible, destruya a alguna persona con sus comentarios.
- Para quejarse bien hay que ser muy creativo: si hoy se levantó y todo le salió bien, invente algo para criticar, o haga memoria: seguro que alguien le hizo algo malo hace algunos años, y hoy es un día excelente para recordarlo y contárselo a alguien.
- No intente transformar la queja en reclamo: es decir, nunca efectúe una queja ante la persona que podría solucionar el problema. Asegúrese de hablar con quienes no tienen ningún poder para hacer nada, por ejemplo, póngalo con mayúsculas en su muro de Facebook, o en Twitter. No reclame nunca apropiadamente ante atención al consumidor o ante quien podría dejarlo sin motivos para seguir quejándose.
- Consiga un cuadernito y haga listas de todo lo que ve mal por todos lados. No olvide nunca lo que no funciona. Recurra a esas listas cuando no sabe de qué hablar con sus amigos. Tome en cuenta que la crítica es una excelente aliada de la queja.
Si pasa varios días cumpliendo con todos estos consejos, y le funcionan, siéntase libre para incrementar diariamente su dosis de queja a gusto. Si en algún momento se aburre de escucharse, tenga cuidado, no sea cosa que intente solucionar alguno de sus problemas reales o dejar de inventarlos, y se quede sin tema de conversación. No se distraiga. Los problemas solucionados pueden seria e irremediablemente mejorar su calidad de vida.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir