¿Qué es coaching? ¿Cuándo es una excelente opción y cuándo no?

Por Laura Szmuch

En los últimos años el auge del coaching ha llegado a un punto tan alto que  cada vez más personas deciden hacer algún tipo de formación que los capacite en esta disciplina. Hay quienes optan por el coaching ontológico, otros coaching con PNL, coaching organizacional u otros, dependiendo de sus gustos y motivaciones. Hay quienes se entrenan porque buscan una salida laboral y otros están interesados en adquirir herramientas para mejorar la calidad de sus vidas.

Muchas personas han sido seducidas por los resultados rápidos que un buen proceso de coaching puede traer de la mano, por eso optan por profundizar en el repertorio de estrategias y distinciones que un entrenamiento profesional les ofrece. Dependiendo de la institución que cada persona elija, la duración de la formación, carrera o posgrado será diferente, como así también los contenidos que se les brinda a los estudiantes. Más allá de la fascinación que se produce en una persona que atravesó por un muy buen proceso de coaching con un profesional bien capacitado, es necesario que analicemos para qué cosas está preparado un coach, y para qué cosas no.

En este artículo no será posible hacer mención de las potencialidades de cada diferente tipo de coaching. Sin embargo, lo que se puede decir del mismo en forma general es que es una muy apropiada opción para ayudar a definir objetivos, acompañar en etapas de cambio personal o laboral, aclarar motivaciones y decidir rumbos, más una lista de beneficios como por ejemplo el desarrollo de liderazgo, resolución de conflictos, diseño de proyectos, modificación de clima laboral, entre tantas otras cosas. Tanto el coaching de vida como el empresarial optimizan tiempos y apuntalan el crecimiento de las personas, fomentan el autoconocimiento y mejoran la comunicación. La mayoría de los tipos de coaching trabajan sobre la forma en la cual las personas interpretan la realidad, y un proceso de coaching amplía el rango de posibilidades que el coachee (persona que consulta a un coach) percibe como opciones en su vida. Insisto, cada tipo de coaching utilizará diferentes metodologías para hacerlo. Si bien muchos coaches tienen varias formaciones, es necesario aclarar que no todos trabajan de la misma forma, dependiendo cuál sea el marco desde el cual lo hacen.

Ahora bien, una vez explicado lo mucho que un coach certificado puede hacer, también es imperioso mencionar lo que no puede hacer. Lo primero que un coach debe prestar atención es si el planteo que le trae un consultante es para ser trabajado desde el coaching o no. Hay temas que deben ser tratados en un ámbito terapéutico. Estamos de acuerdo en que muchas veces la línea para distinguir si un tema es para coaching o no es muy delgada. Cuando la persona presenta ciertas señales que indicarían la necesidad de una consulta con un psicólogo o psiquiatra el proceso no debe iniciarse o continuarse, o bien, el coach debe estar en contacto con un profesional de otro ámbito para trabajar en colaboración. Hay ciertas patologías que son agravadas si en un proceso de coaching se estimula, por ejemplo,  la seguridad y autoconfianza cuando la persona no está preparada para determinadas cosas. Si bien hay coaches que han estudiado psicología, la mayoría no lo ha hecho. En el coaching no se hacen diagnósticos, ya que un coach no está capacitado para hacerlos, a no ser que también haya estudiado otras disciplinas.

La psicoterapia (en cualquiera de sus formas) y el coaching de vida tienen muchos puntos en común, ya que ambos apuntan a un proceso de cambio. Sin embargo, hay personas que necesitan la primera, cuyo enfoque es sanar y restaurar el funcionamiento del paciente. En el coaching no hablamos de paciente.  El coachee es una persona que está activa en el diseño y construcción de su vida, y el coach lo acompaña y apoya en cooperación mutua. El coaching puede tener efectos terapéuticos, por supuesto. Sin embargo, insisto, es necesario que los coaches agudicen su escucha e incorporen las distinciones necesarias para saber si el consultante está necesitando otro tipo de apoyo.

Es necesario que los coaches sean conscientes de  qué pueden y qué no, y que la gente sepa que el coaching es una excelente opción, pero que no reemplaza una psicoterapia cuando esta es necesaria.

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